"El año pasado se comieron 6.000.000 de unidades por día en la Argentina, y se proyecta un crecimiento exponencial
“Los números que rodean al universo de los alfajores son una locura”, afirma Sandra Sturze, gerente de gestión de ADGYA (Asociación de Distribuidores de Golosinas, Galletitas y Afines). “En 2022 se comerán en el país 10.500.000 alfajores por día”, cuenta la proyección que hacen las empresas productoras miembros de la entidad. No existe manera de saber la cantidad de fábricas ni de emprendedores que los fabrican en el país. “Hay muchas más de las que es posible imaginar”, sostiene Sturze.
No hay un producto que se le iguale en popularidad. Los hay dobles, triples, de dulce de leche, los siempre cuestionados de fruta, veganos, “bajoneros” de cerveza, fernet, vodka, invertidos y hasta salados. No alcanza un día para homenajearlo, por eso desde el domingo pasado y hasta mañana se festeja el país la Semana del Alfajor. El crecimiento en su consumo es exponencial, el año pasado se comieron 6.000.000 por día.
¿Es un invento argentino? “No”, aclara tajante Jorge D’Agostini, autor de Alfajor Argentino, historia de un ícono, la obra magna de esta receta que está dentro del inconsciente colectivo nacional. Árabes, españoles y africanos forman parte de la línea de tiempo que involucra la aparición del alfajor en nuestro país. “Es una creación brillante que atraviesa toda nuestra historia, su popularidad no se discute, ha tomado una dimensión de fenómeno —refiere D´Agostini—. Produce ganancias millonarias”.
¿Dónde nació, entonces, nuestro querido alfajor? Según la investigación de D’Agostini, la receta se pierde en el tiempo pero es posible determinar su nacimiento en Arabia y su posterior traslado a Al Ándalus, como se llamaba gran parte de España bajo la dominación musulmana desde el año 711 hasta 1492. “Se lo conocía como Al-Hajú, que significa “relleno”, luego derivó en Aljajú y de allí, alfajor”, afirma D’Agostini. Se trataba de dos obleas con un relleno de miel, almendras, canela, pan molino y clavo de olor. Andalucía puede considerarse la fuente del alfajor hispano, las cocineras moriscas fueron especialistas en elaborarlos.
La llegada de Colón a América no solo cambió para siempre la historia, sino que trajo en aquellos barcos la receta que luego derivaría en nuestro alfajor. Por Ley, estaba prohibido que musulmanes llegaran a las Indias, pero el filósofo español Francisco Gómez Ortín plantea una hipótesis, que en las bodegas viajaron “moriscas, algunas en calidad de esclavas, para ejercer de criadas, niñeras y cocineras”, con ellas viajó el aljajú, en el siglo XV ya conocido en España como alfajor".
Para saber más sobre el origen del alfajor, Jorge Urenda te invita a ver el siguiente enlace...